Uno de mis primeros trabajos al graduarme de la universidad fue en una fundación en Guatemala, en el cual supervisaba proyectos de prevención de desnutrición crónica y de tecnología educativa en departamentos como Quiché, Chimaltenango y Sacatepéquez. Viajaba aproximadamente una vez al mes a estos lugares, convivía con mujeres, madres y niños para escuchar sus historias y experiencias.
Por: Gaby Gordo – Gerente de Comunicación y Cultura Corporativa de Allied Global e integrante de New Gen – AGEXPORT
Recuerdo vivamente una vez que platiqué con mujeres artesanas sobre los productos que confeccionaban y cómo los vendían. Una de las señoras trabajaba cintas de mostacilla, dependiendo de lo largo de la cinta y del tipo de diseño, estas le podían tomar desde tres días hasta casi un mes en terminarlas.
Ella me contó que le vendía a un señor, quien le proveía los materiales y este luego las revendía en mercados centrales o en la Ciudad de Guatemala. Por cada mostacilla, dependiendo del largo, le pagaba solamente entre Q 5 a Q 10.
Recuerdo mi indignación al escuchar lo que estaba ganando la señora por su trabajo hecho a mano, sabiendo que, en mercados centrales o en el extranjero, se venden a un precio mucho mayor.
Fue entonces que entendí que para que estas mujeres puedan participar activamente en la economía con condiciones adecuadas, había que llegar a ellas, capacitarlas y conectarlas a través de cadenas de exportación o comercio.
En un país como el nuestro, donde hay una economía centralizada, es difícil lograr estas conexiones, pero no es imposible.
Como país, como personas, como empresas e instituciones, tenemos que trabajar para lograr llevar mejores condiciones y oportunidades de trabajo, de negocios, de exportación a todas estas mujeres y comunidades.
Un ejemplo de iniciativas positivas es la “Metodología para el desarrollo económico de grupos de mujeres en el área rural de Guatemala” que AGEXPORT está impulsando. Con esta, la asociación busca lograr la inclusión económica y empoderamiento de mujeres del área rural, conectándolas a la economía a través de cadenas de exportación.
Durante el tiempo que trabajé fundación, pude ver cómo, al empoderar y educar a una mujer, se traslada ese conocimiento a toda su familia, y esto, a largo plazo, es de gran beneficio y crecimiento para la sociedad guatemalteca.
Artículo publicado originalmente en la edición 290 de la revista Dataexport.
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