Historias de exportación

Cómo el Covid-19 abrió una oportunidad para un productor de cúrcuma

Cómo el COVID-19 abrió una oportunidad para un productor de cúrcuma

Durante varios años en la Finca Alejandría, ubicada en cercanías del volcán Pacaya, Mauricio Montenegro Porta y su hijo Luis Pedro, intentaron producir varias cosas, desde ganado hasta plantas ornamentales. En pleno 2020, cuando la pandemia de COVID-19 afecta a prácticamente todo el planeta, estos emprendedores guatemaltecos han encontrado una oportunidad para comercializar cúrcuma en una empresa multinacional de alimentos.

Una investigación de Future Market Insights señala que el mercado global de la cúrcuma crecerá a un ritmo del 5.5 por ciento, al menos hacia el 2024.

Luis Pedro Montenegro

En la historia que nos cuenta Luis Pedro, todo comenzó con la idea de su papá, a quien un amigo le comentó sobre la cúrcuma, que se utilizaba como colorante o sustituto del azafrán en países como España. Obtuvieron algunas semillas y las sembraron. El primer año sencillamente no hubo cosecha, pero al siguiente, allá por el 2010 vieron la primera producción.

“Ya en el segundo año logramos una negociación con Superb (una comercializadora de especias de Guatemala) y fue así como comenzamos el desarrollo de forma de cúrcuma en la finca”, comentó el emprendedor.
Luis Pedro es ingeniero en sistemas y paralelamente se ha dedicado a ofrecer cursos sobre gestión de proyectos en una universidad y asesorías a empresas y corporaciones. En realidad, confesó, la finca siempre la fue un proyecto alterno.

“Pero para el 2012 tuve la oportunidad de acercarme con la empresa Malher – que ya había sido comprada por Nestlé – y les interesó nuestra cúrcuma. Ellos nos pidieron una prueba inicial de 20 toneladas y nosotros ese año apenas habíamos producido 6 u 8 toneladas. Así que supimos que era algo de largo plazo”, recordó.

El personal ha recibido capacitaciones de diversa índole (foto previo a la pandemia de COVID-19).

Tres años después, la misma empresa le contactó dado que tenían una emergencia: estaban desabastecidos de esa especia y buscaban un proveedor local.

“Con contactos e importadores, logramos solucionarles el problema. Y fue entonces cuando comenzamos el proceso de aprobación para convertirnos en proveedores ya certificados”, comentó Luis Pedro.

Para ese entonces, la finca, según sus propietarios, era “lo más empírico que se pueda imaginar”. En el 2016 decidieron plantearse un crecimiento que permitiera superar las auditorías de posibles clientes. Encontraron un socio capitalista y comenzaron con la construcción de una planta formal con todos los requisitos de inocuidad.

Según Luis Pedro, ya estaban listos para obtener la aprobación de Nestlé, pero en realidad, sólo los trámites con las autoridades gubernamentales tardaron alrededor de un año.

La cronología, la recuerda muy bien: para el 2018, finalmente obtuvieron la aprobación de la multinacional y en 2019 entregaron el primer pedido, pero fue rechazado precisamente por temas de inocuidad, el cual se solucionó 6 meses después y se pudo entregar a partir de ese momento producto con calidad superior.

De inmediato el amplio inventario que poseían se convirtió en un problema, ya que se prepararon para surtir con alrededor de 120 toneladas de cúrcuma en un año. Pasaron de una finca de cinco a 45 manzanas de cultivo.

Así fue como decidieron acercarse a AGEXPORT, para buscar oportunidades de exportación.

En la plantación puede apreciarse también la conservación foretal. Foto: Finca Alejandría

La cúrcuma es un producto que puede cosecharse, deshidratarse y almacenarse para irse procesando conforme llegan los pedidos.

De esa cuenta, con la cúrcuma ya en bodega, se alistaban para buscar el mercado internacional.

Pero llegó el COVID-19

Sin embargo, contrario a las crisis generadas en muchos sectores, el COVID-19 representó una oportunidad para Finca Alejandría, porque Nestlé tuvo problemas en la cadena de abastecimiento con sus proveedores habituales. “Nos pidieron abastecerles este año y para el próximo ya nos dieron un contrato nuevo”, confirmó el empresario.

El producto que entregan en Nestlé de Guatemala es trasladado a la sede de esa misma empresa en República Dominicana, en donde también se ha abierto la alternativa de exportar de inmediato.

Y la explicación tiene que ver con las tendencias que está dejando la pandemia: muchas empresas están buscando proveedores cercanos, dado que en cualquier momento pueden producirse cierres o restricciones en las operaciones por brotes de la propia enfermedad.

“Ahora, el problema de inventario que teníamos, ya no lo tenemos. Lo vendimos todo a nuestros clientes y estamos preparados para el crecimiento local e internacional”, afirmó Luis Pedro.

Comercialización
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