Polyproductos es una empresa familiar con más de 40 años en Guatemala. Son fabricantes de empaques industriales, telas agrícolas, pita agrícola y lazo de pesca; generan alrededor de 1 mil empleos. ¿Cómo han enfrentado el COVID-19?, ¿cuáles han sido las claves para cuidar la salud del personal y mantener las operaciones?
La empresa comenzó en Nicaragua hace medio siglo, pero en los ochentas migraron hacia Estados Unidos. Con el tiempo, los socios fundadores volvieron a Centroamérica, esta vez a Guatemala, reiniciaron de nuevo el negocio de empaques industriales y ahora cuentan con operaciones en ambos países centroamericanos.
Sus clientes están principalmente en las industrias de alimentos, agropecuaria y agroquímicos, en donde utilizan empaques industriales (sacos y jumbos) para empacar, almacenar y distribuir sus productos, telas agrícolas para la protección y mejor rendimiento de sus cultivos (sarán y malla anti-insectos), pita de amarre y tutora en cultivos como tomate y/o chile pimiento, y lazo de pesca en alta mar.
Polyproductos exporta a 16 países el 55 por ciento de su producción, y ha logrado generar confianza en clientes de clase mundial a nivel global, gracias a la calidad de sus productos y el servicio que ofrece de forma consistente.
El COVID-19
El domingo 15 de marzo del 2020, cuando el presidente de la República de Guatemala anunció las medidas de restricción para frenar la propagación del COVID-19 fue una tarde-noche ocupada para los directivos de Polyproductos.
“Ese domingo estábamos debatiéndonos. Los clientes estaban llamando, preguntando si al día siguiente continuaríamos operando, el azúcar estaba en plena zafra…la decisión fue continuar. De un día para otro se suspendió el transporte público, pero 90 por ciento de los colaboradores llegó a trabajar. Algunos caminando, otros en Uber, pero todos comprometidos y con necesidad de trabajo”, recordó el gerente general de la empresa, Jorge Chang.
Uno de los principales retos fue la comunicación a lo interno. Explicar a los trabajadores cómo siendo una empresa que forma parte de la cadena de alimentos tenían, no sólo autorización gubernamental para funcionar, sino el compromiso con sus clientes y con los consumidores de Guatemala y de los 16 países a los que exportan para asegurar que los alimentos continuaran llegando a las personas.
“Pero eso sí, debíamos ser absolutamente responsables para lograr un lugar seguro para trabajar”, afirmó Chang.
A partir de entonces, lo demás ha sido aprendizaje, educación y mejora continua. “Creamos un equipo transversal, de todas las áreas de la compañía, junto con el personal médico, en donde aprendimos primero sobre diferentes criterios técnicos y de la enfermedad en general y luego ese grupo capacitó a otras personas, se hizo responsable del protocolo de prevención en sus áreas de trabajo y así se creó un efecto multiplicador”, comentó.
Una parte clave fue la certificación HACCP – que garantiza un sistema de inocuidad de los alimentos – la cual ya la tenían desde hace algunos años.
Además de todas las prácticas y protocolos conocidos, triplicaron su equipo médico y monitores de salud ocupacional, dado que en la planta trabajan las 24 horas del día y los siete días de la semana. Ellos mismos desarrollaron y producen actualmente mascarillas con TIPO IIR con un 98% BFE (Bacterial Filtration Efficiency) para todo su personal, a la fecha les han entregado más de 25 mil mascarillas; también han producido sus propias clínicas desechables para tratar casos sospechosos COVID-19.
“Lo más importante es que en estos casi cinco meses, pude notar un cambio en la actitud de las personas. En cuanto a que colaboran y comprenden que cuidarse ellos es también cuidar a los demás. Nos impactó el incremento de casos positivos, incluso el lamentable fallecimiento de alguno de nuestros colaboradores, pero también nos llenó de esperanza, la recuperación de la gran mayoría de los casos positivos y el regreso a la planta de los colaboradores que habíamos puesto en cuarentena, por haber sido contacto cercano de un positivo”.
En cuanto a los empleos, Polyproductos continuó con la misma cantidad de personal que en años anteriores a pesar de la pandemia. “Hoy en día, después del esfuerzo que se ha hecho en transformar nuestro entorno en un lugar seguro para trabajar ante la amenaza del COVID19, y las medidas ya más flexibles del gobierno, empezamos a recuperar nuevamente la eficiencia operativa, y se percibe un intercambio justo entre el colaborador y la empresa”.
Aunque la comercialización de algunos productos ha registrado una leve baja, afectados por la demanda mundial, también hay otros, vinculados al sector de alimentos y agricultura, cuya demanda se ha mantenido e incluso crecido con respecto al 2019, aprendiendo a sortear con eficiencia los diferentes cambios en las medidas de movilización, las restricciones, entre otros aspectos.
“Se trata de evolucionar y adaptarse, de aprender a ser eficiente y protegerse a la vez. Seguir operando, pero responsablemente”, finalizó Chang.
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