Estamos a las vísperas de una segunda vuelta electoral y, como sucede cada cuatro años, la economía está paralizada esperando a ver qué sucede.
Por: Claudia Mariela García Mancilla
La tendencia es que durante la época electoral los agentes económicos no tomen decisiones hasta que sepan con certeza a cargo de quién estará la nueva administración de gobierno.
Y es que con las nuevas autoridades también suelen venir cambios en legislación, medidas y condiciones. Así que hasta que el rumbo no esté mejor definido, es costumbre que el agente económico también tenga cierta disminución en su actividad económica.
En algunos casos existe cierto aplazamiento en la toma de decisiones tanto de inversión como de gastos o de nuevas contrataciones. Lo que también es cierto es que, a las vísperas de un cambio, el agente económico puede sentirse un poco más optimista de que el cambio será para bien y las condiciones actuales pueden mejorar.
De esa cuenta es probable que los candidatos consideren importante hablar y prometer una reactivación económica. Lo importante es saber cómo se va a obtener, qué acciones se proponen para dicha reactivación, con qué ingresos se piensa pagar las propuestas y quizá lo más importante, ¿son viables estas propuestas?
Se debe tener claro por dónde empezar, lo cual no es fácil de definir en un país con tantas necesidades y prioridades. Sin embargo, una decisión necesaria de tomar es precisamente el cómo se van a financiar las propuestas contenidas.
Con una carga tributaria que no alcanza ni el 10 por ciento del producto interno bruto, se ve con preocupación cómo se puede lograr subir la recaudación tributaria. En un ambiente donde la moral del contribuyente es pesimista derivado de los escándalos de corrupción de las últimas administraciones de gobierno.
De acuerdo a distintas estimaciones de organismos como CEPAL, FMI y Banguat, Guatemala estaría creciendo entre 2.9, 3.4 y 3.8 por ciento.
Uno de los aspectos que más incide de forma negativa en este crecimiento es la desaparición de la actividad minera, lo cual también incide en los ingresos del Estado. Otro aspecto es la baja ejecución en inversión pública y el escaso flujo de inversión privada y extranjera para el país.
Calificadoras internacionales como Standard and Poors o Fitch Ratings también han indicado que existe riesgo en la actividad económica derivado de la incertidumbre política, lo cual también puede influir en un menor dinamismo de la economía.
Cabe mencionar que aún persiste la suspensión del artículo que daba vida al acceso a información bancaria con fines fiscales, comúnmente denominado “secreto bancario”. Esta medida ha venido a traer consecuencias negativas para la recaudación, pero también para la calificación de país.
Recientemente la OECD presentó su informe en donde hace ver que Guatemala tiene una evaluación de “no conforme” derivado de la suspensión del acceso a información bancaria. Esta medida representa un retroceso para la transparencia y para las medidas y esfuerzos a favor de combatir el lavado de dinero y la defraudación fiscal. Sin embargo, la decisión aún esta en manos de Corte de Constitucionalidad a resolver la suspensión o no de dicho artículo.
Aunado a estos problemas, se observa el crecimiento del sector informal en donde las personas que no encuentran una oportunidad laboral ven la opción para agenciarse de ingresos para su sustento económico.
En este sentido, existe una menor cantidad de empleados afiliados al régimen de seguridad social de lo que indicaría el ritmo de crecimiento poblacional. Esto indica que el sector formal de la economía absorbe cada día a un menor número de personas.
También es relevante considerar la disminución en las exportaciones, influidas principalmente por la baja del precio internacional de los commodities. Además, se prevé una desaceleración en el crecimiento económico a nivel mundial, junto con los efectos de una posible guerra comercial que se ha venido menguando entre Estados Unidos y China.
Por lo tanto, es urgente y necesario plantearse como prioridad la reactivación económica y la generación de puestos de trabajo. Hacer propicio un clima de inversiones y de emprendimiento, favorable también a las micro y pequeñas empresas para que las personas puedan tener acceso a un ingreso económico y por lo tanto a una vida digna.
Guatemala urge de cambios, esperamos que lo que nos están ofreciendo sea viable, pero sobre todo que se cumpla.