Por segundo año, la Asociación de Exportadores de Guatemala (AGEXPORT) me invitó a ser parte del jurado calificador para el Galardón Nacional a la Exportación, en el que premian, en diversas categorías, a “guatemaltecos que se destacan por su esfuerzo, ingenio y creatividad”.
Cuando explican el Galardón, la AGEXPORT manifiesta: “Desde su inicio, el reconocimiento ha representado para las empresas ganadoras algo más que un trofeo, ha sido concebido como un incentivo que motiva a sus empleados a sentirse orgullosos de trabajar en empresas de éxito y que contribuyen al desarrollo económico y social del país”.
En Guatemala existen millones de personas que se esfuerzan, luchan y trabajan todos los días por seguir siendo ese rayo de luz que, con sus acciones diarias y en el marco de la ley, empujan al país hacia adelante a pesar de las adversidades.
Ser parte del jurado calificador del premio le permite a uno tener un contacto directo con algunas de esas personas y la verdad es que, como bien explicaron en la AGEXPORT, solo se puede premiar a uno, pero en realidad cualquiera de los participantes de este año en el sector manufacturas podría haberse hecho con el premio porque están haciendo cosas importantes que agregan valor.
Y con el afán de que la gente que está haciendo bien las cosas lo pueda seguir haciendo, expandiendo e incentivando a otros a seguir el mismo camino, es que resulta necesario que los guatemaltecos nos podamos poner de acuerdo para hacer los ajustes para que al que hace bien las cosas, a veces no le sea “tan difícil”.
La nuestra es gente talentosa, entregada y que nunca se da por vencidos ante las adversidades. Prueba de ellos son lo que no se rinden aquí y los que van a Estados Unidos en busca de la oportunidad que no les pudimos dar en Guatemala y por eso es que, con algunos ajustes, podríamos estar en posición de darle más oportunidad al talento y seguirle enseñando al mundo de lo que somos capaces.
Un sistema que opera como en la actualidad le puede restar competitividad a cualquiera y por eso siempre he dicho que el cambio es un tema económico que nada tiene que ver con las ideologías. Enderezar ciertas cosas nos pueden permitir que un exportador de la capital, Petén, Huehuetenango o cualquier parte del país, pueda enviar sus bienes o prestar sus servicios al mundo de una manera efectiva, emparedando a su cadena de producción y agregándole valor al consumidor.
Tenemos que tener la habilidad de generar, cada vez más, pequeños empresarios que sean capaces de enseñarle a mundo de lo que podemos hacer, de tomar decisiones que nos permitan cerrar brechas, empoderar a la gente con oportunidades porque eso genera más y mejores mercados.
Lograrlo es un tema de voluntad. Tenemos retos reales y enormes, pero si nos ponemos de acuerdo los podemos empezar a enfrentar con metas de corto, mediano y largo plazo. No podemos distraernos en un debate ideológico que carece de sentido y que nos ha hecho perder enfoque y dejar pasar oportunidades para tomar decisiones que pueden ayudar a activar la economía, dinamizarla más allá de las remesas y disparar las exportaciones.
El Galardón es un excelente homenaje al esfuerzo y hago un llamado para que también sea un incentivo para unirnos y que juntos logremos el cambio que se necesita para tener una economía que sea capaz de generar y ofrecer más y mejores oportunidades para todos.