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Gravámenes suspendidos entre China y EE.UU. genera «pausa técnica» en el transporte marítimo

La suspensión por 12 meses de los gravámenes portuarios recíprocos entre China y Estados Unidos ha sido presentada como un avance en la relación comercial entre las dos mayores economías del mundo.

Sin embargo, el consenso entre analistas del transporte marítimo es claro: el acuerdo representa una pausa táctica, no una solución a las tensiones estructurales que siguen afectando al comercio global.

Una caída de tarifas que refleja la fragilidad del mercado

Según datos de Xeneta, los fletes spot desde China hacia la Costa Oeste de Estados Unidos (USWC) cayeron un 59% interanual, hasta los US$2,147 por contenedor (FEU), mientras que los envíos a la Costa Este (USEC) bajaron 48%, alcanzando US$3,044/FEU.

El tránsito marítimo entre ambos países se redujo un 13% en agosto, lo que evidencia una contracción sostenida de la demanda en las rutas transpacíficas.

“La tregua es positiva, pero no revivirá la demanda de forma inmediata”, explicó Emily Stausbøll, analista sénior de Xeneta. Según sus proyecciones, los importadores estadounidenses aprovecharán el primer semestre de 2026 para reducir inventarios acumulados, lo que mantendrá los volúmenes deprimidos y limitará la recuperación del transporte marítimo.

Xeneta estima que las tarifas spot globales podrían caer hasta un 25% en 2026, mientras que los contratos a largo plazo retrocederían un 10%, dejando los precios promedio 20% por debajo de los niveles previos a la crisis del Mar Rojo.

Un alivio financiero que no cambia el panorama

Si bien la eliminación temporal de los gravámenes portuarios representa “una buena noticia para las líneas navieras”, algunas de las cuales enfrentaban recargos millonarios, el impacto es más financiero que estructural.

“El sector sigue encaminado hacia un escenario deficitario si las tarifas caen significativamente por debajo de los niveles precrisis”, advirtió Stausbøll.

El problema de fondo radica en la sobrecapacidad de flota: en 2026, la oferta de buques superará ampliamente la demanda, lo que forzará a las navieras a competir ferozmente por llenar sus embarcaciones en las rutas críticas entre China y EE. UU.

Entre la diplomacia y la presión comercial

El analista Lars Jensen, referente de la industria marítima, coincidió en que el acuerdo es “patear el problema hacia adelante”.

Recordó que la disputa se originó en una investigación de la Oficina del Representante Comercial de EE. UU. (USTR), concluida a inicios de 2025, que determinó que China ha alcanzado un dominio injusto en sectores estratégicos, afectando a empresas y trabajadores estadounidenses.

Aunque el gobierno de Donald Trump implementó los aranceles posteriores, las preocupaciones sobre la dependencia de EE. UU. hacia China en sectores marítimos y logísticos siguen intactas.

“El resultado de la pausa es una paradoja: las preocupaciones permanecen, pero EE. UU. ha retirado el único instrumento que había utilizado para abordarlas”, afirmó Jensen.

*Con información de MundoMarítimo

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