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Una agenda regional para la gobernanza corporativa y los mercados de valores
El desarrollo de mercados de capital vibrantes es un desafío clave común a la mayoría de los países de América Latina y el Caribe. Los mercados de capital poco profundos afectan la productividad de la región, paralizan la innovación y ralentizan la adopción de las mejores prácticas de gobernanza corporativa.
Por: Ignacio Puente
La brecha es particularmente apremiante en los mercados de renta varia-ble. Como se muestra en la Figura X, el tamaño de los mercados bursátiles en la mayoría de los países de América Latina y el Caribe (medidos como capitalización de mercado de todas las empresas incluidas en la lista del producto interno bruto – PIB) es inferior a lo que se esperaría para su nivel de desarrollo. La región también parece diferir en términos de liquidez, al comparar el valor total de las acciones negociadas en un año dado por el PIB o el valor total de mercado.
Las ofertas públicas iniciales (OPI) son escasas, y hay relativamente pocas empresas que cotizan en bolsa. E incluso para las empresas que cotizan en bolsa, la parte de las acciones de la compañía que flotan en el mercado suele ser pequeña, ya que tienen un accionista controlador concentrado, por lo general una familia.
Figura X:
¿Cómo se relaciona todo esto con la gobernanza corporativa? La estructura de propiedad de la empresa está muy relacionada con la forma en que se dirige y controla a las empresas, la pregunta que define la gobernanza corporativa. Si bien cada modelo de propiedad presenta sus propios desafíos de gobierno, los mercados de renta variable subdesarrollados y los inversores institucionales ausentes están ciertamente relacionados con prácticas de gobernanza corporativa deficientes. Las excepciones, por su-puesto, abundan.
Romper el equilibrio de bajo nivel
Es cierto que la relación entre la reforma de la gobernanza corporativa y el desarrollo de los mercados de capital es probablemente circular. El cumplimiento firme de los estándares mínimos de gobernanza corporativa es ciertamente una condición previa para atraer capital externo. Los inversionistas solo invertirán en una compañía ‒particularmente en su capital social‒ si pueden entender cómo funciona su proceso de toma de decisiones, si pueden obtener información financiera y no financiera confiable y si tienen voz sobre temas importantes. Pero estos mismos inversionistas externos también son los que, después de ingresar a una empresa, impulsarán el sistema de gobernanza basado en reglas, la administración profesional y las prácticas de información más abiertas y transparentes que se requieran.
¿Cómo pueden las instituciones financieras multilaterales de desarrollo, como BID Invest, romper el fenómeno conocido como “equilibrio de bajo nivel” que impide la realización completa del potencial de las regiones? La teoría del equilibrio de bajo nivel explica a este como una “trampa” en entornos de bajos niveles de ingreso per cápita, “cuando las personas son demasiado pobres para ahorrar e invertir mucho, y este bajo nivel de inversión resulta en una tasa de crecimiento baja en el ingreso nacional”. Conceptualmente, podemos pensar que las instituciones finan-cieras multilaterales de desarrollo contribuyen al avance de la agenda de gobernanza corporativa en dos frentes: trabajando tanto en el lado de la demanda como de la oferta de la capital.
• Primero, en cada transacción, el equipo de gobernanza corporativa evalúa las prácticas de gobierno del cliente y aboga por su mejora. Las instituciones financieras de desarrollo pueden introducir condiciones de gobernabilidad en los términos de financiamiento, como parte de las estrategias de mitigación de riesgos, pero también sugieren recomendaciones y ofrecen soporte técnico, agregando valor al cliente más allá de solo proporcionar capital. Esto ayuda a crear empresas mejor gobernadas y más sostenibles, más adecuadas para atraer a más inversores externos.
• Segundo, las instituciones financieras de desarrollo desempeñan un papel importante para ayudar a desarrollar los mercados de capital. A través del apoyo de nuevos instrumentos y actores de financiamiento, por ejemplo, mediante el anclaje de nuevos administra-dores de activos de fondos de capital privado (por ejemplo, capital privado, mezzanine, deuda), pueden fortalecer la oferta de capital de riesgo institucional disponible para asociarse con empresarios loca-les.
En el futuro, una buena agenda de gobernanza para las instituciones financieras de desarrollo debería involucrar más a fondo a los inversores institucionales locales, como los fondos de pensiones. Ellos también deberían ser tanto vectores de buena gobernabilidad como proveedores de capital. Hacerlo de modo exitoso servirá para aprovechar los extensos fondos de capital locales y ayudar a crear canales institucionales de gobernanza para conectar de manera más fluida los ahorros locales con proyectos que conduzcan al desarrollo de la región.■