Innovación | “La empresa fue fundada por mis padres en 2013”, recuerda Erick López.
Con décadas de experiencia técnica, levantaron un pequeño laboratorio en zona siete y empezaron a fabricar productos de limpieza que se vendían por catálogo a emprendedoras independientes. La buena recepción del desempeño abrió una pregunta clave: ¿cómo llevar esa calidad a los estantes?
La respuesta llegó desde su propia comunidad: “¿Por qué no le pone Polanco, el poder del blanco?”, propuso una de las vendedoras, aludiendo al apellido materno del padre de Erick.
En 2014 nació la marca Polanco y, tras diseñar su imagen y buscar distribuidores, en 2015 ingresaron a sus primeros autoservicios. Luego vino el gran punto de inflexión: maquilar marcas privadas para cadenas reconocidas. “Esos contratos… nos dieron capacidad y estructura de empresa”, dice Erick.
El golpe que obligó a reinventarse
A finales de 2019, esas maquilas se detuvieron justo cuando asomaba la pandemia. “Pesaban casi el 80% de nuestra facturación… y volvimos casi a donde estábamos**”, relata. En vez de contraerse, apostaron por puntos de venta físicos con refill en zonas populares y una campaña fuerte en redes para que familias pudieran revender a granel desde casa: “Promovíamos ingresos adicionales para quienes se quedaban desempleados”.
Cuando el transporte y la movilidad se restringieron, innovaron otra vez: desarrollar su fanpage la cual ahora cuenta con más de 25 mil seguidores y crear su tienda online (productospolanco.com).
“Montamos la página… y comenzamos a facturar por redes sociales”, cuenta. El empuje digital catapultó la marca y abrió puertas en el canal moderno.
Primeros pasos de exportación: “el mercado ya no es local, es global”
Erick insistió en salir de la frontera: “Yo le decía a mi papá… el mercado ya no es local, es global”.
Sin saber de aranceles o etiquetado, se acercaron a AGEXPORT y cerraron sus primeros negocios en una feria virtual: Costa Rica, Estados Unidos y Curazao. En menos de un año ampliaron cobertura y registros sanitarios en Centroamérica (hasta Panamá).
Con el tiempo, además de su marca, tomaron marcas privadas regionales y hoy despachan contenedores diarios a la región y al país. “Nunca imaginamos llegar tan lejos”.
Errores que se convirtieron en lecciones
Preferencias del consumidor: “Llevamos nuestra crema lavaplatos a Panamá… no funcionó”. La textura que aquí gustaba no coincidía con el hábito local. Reformularon la estrategia y ofrecieron lavaplatos líquido, que sí despegó.
Clima y formulación: En Nicaragua, un desinfectante se volvió turbio al superar 40°C. Adaptaron la fórmula.
Papelería y aduanas: “También hemos tenido errores en documentos… multas y atrasos”. La solución: disciplina documental y aprendizaje continuo.
Liderar en una empresa familiar
“El negocio lo administramos el núcleo familiar… cada uno con su rol”, explica. El pilar es valores y cumplimiento: “Todo acorde a la ley… nada debajo de la mesa”. Y una brújula personal: pasión. “Encontré lo que me apasionaba… eso me hace buscar la excelencia todos los días”.
Consejos directos para jóvenes exportadores
Elige bien a tu socio: “Si sos Pyme, tu distribuidor debe tener estrategia clara… si elegís mal, no funciona”.
Prueba pequeño y rápido: Minimiza riesgo, valida y escala.
Persevera con propósito: “Vas a recibir mil ‘no’ antes de un ‘sí’… el ‘no’ ya lo tenés garantizado”.
Conoce tu propuesta: “Tenés que saber qué estás comercializando y para quién: fórmula, aroma, desempeño, aceptación”.
Apóyate en gremiales: La asesoría acorta curvas de aprendizaje.
Al final, Erick lo resume en una línea que cabe en la billetera de cualquier emprendedor:
“Mira para adelante y no te detengas.”
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