Opinión

“Lo que es importante para Estados Unidos, también lo es para Guatemala”

Estados Unidos y Guatemala

Estados Unidos | Nos encontramos ante las puertas de un nuevo paradigma que está redefiniendo la política económica y comercial de los Estados Unidos hacia sus socios internacionales: «America First». Este enfoque marca un giro significativo en la manera en que el país interactúa con el resto del mundo, priorizando sus intereses nacionales y asegurando una posición global más fuerte, próspera y segura.

A grandes rasgos, «America First» se basa en la idea de que Estados Unidos ha sido una potencia industrial global, desde su liderazgo en la victoria de las guerras mundiales hasta sus logros tecnológicos, como el aterrizaje en la Luna. Sin embargo, con el paso del tiempo, esa hegemonía ha ido disminuyendo.

En este contexto, la política comercial actual hace énfasis en reducir los déficits comerciales, abordar prácticas comerciales desleales, mejorar las ventajas industriales y tecnológicas, y asegurar la seguridad económica y nacional de los EE.UU.

A medida que estas políticas se implementan, se observa que la imposición de aranceles, las restricciones comerciales y el enfoque transaccional de la administración se han consolidado como herramientas clave en la política exterior. Estas medidas no solo han afectado a socios comerciales, sino que también han generado tensiones con países no aliados. En este panorama, es crucial reflexionar sobre cómo podrían impactar también a países como Guatemala, especialmente si sus industrias se ven incluidas en alguna de estas medidas.

Es innegable que, a primera vista, la agenda comercial de la actual administración puede generar inquietud en muchos países, industrias y sectores. No obstante, es importante recordar que lo que para algunos representa una amenaza, para otros puede convertirse en una oportunidad. En este sentido, Guatemala no es la excepción. Lo que es importante para Estados Unidos, también lo es para Guatemala, dado el profundo vínculo que ambos países comparten.

Este año se celebran 176 años de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Guatemala. A la par, el DR-CAFTA cumple 19 años desde su implementación y entrada en vigor. Para 2024, el 99.9 por ciento de las desgravaciones arancelarias ya se habían completado, y en 2025 el programa finalizará con los últimos productos de la lista. Estos datos evidencian que la relación comercial entre ambos países es el resultado de un acuerdo exitoso y, sobre todo, de una relación bilateral fundamental para ambas economías.

En términos generales, aproximadamente el 30 por ciento de las exportaciones guatemaltecas tienen como destino Estados Unidos, mientras que el 42 por ciento de nuestras importaciones provienen de ese mercado, consolidándolo como nuestro principal socio estratégico en el comercio exterior. Esta dinámica refleja la complementariedad de las economías de ambos países, lo que facilita un intercambio robusto y sostenido.

Es importante destacar que Estados Unidos mantiene una balanza comercial superavitaria tanto frente a Guatemala como, a nivel regional, frente a la región dentro del DR-CAFTA. En términos generales, por cada dos dólares que Guatemala importa de ese país, exporta un dólar hacia él.

En este sentido, la balanza comercial favorable de Estados Unidos con Guatemala podría interpretarse como un factor positivo ante las recientes acciones presidenciales orientadas a reducir los déficits comerciales con sus socios internacionales.

Muchas de estas importaciones inician un proceso que culmina con la exportación de productos guatemaltecos con valor agregado hacia ese país. Desde el algodón de las Carolinas, transformado en los jerseys de la NFL gracias a la optimización de la regla de origen, hasta la maquinaria agrícola proveniente de estados como Illinois, que impulsa nuestra agroindustria y permite que uno de cada dos bananos consumidos en Estados Unidos provengan de Guatemala.

Cabe destacar que, casi dos tercios de nuestras exportaciones de bienes corresponden a la industria de vestuario-textil y agroindustria, sectores clave que se complementan con la economía estadounidense. Reconocer la complementariedad de las cadenas de suministro en estas industrias, así como la importancia de las herramientas proporcionadas por el DR-CAFTA, resulta crucial para fortalecer el comercio bilateral y promover el crecimiento económico de ambos países. Además, la observancia de las normativas laborales, ambientales y fitosanitarias será fundamental para asegurar la estabilidad y el crecimiento continuo de este intercambio.

En conclusión, es fundamental adoptar un enfoque preventivo, en lugar de reactivo, ante los posibles efectos de la nueva política comercial. Algunas medidas a considerar incluyen analizar las cadenas de valor de los productos clave, promover la comunicación entre exportadores e importadores para anticipar posibles escenarios y encontrar formas de reducir costos adicionales.

Además, como alternativa, se podría explorar la identificación de nuevos mercados, que funcionen como una medida de protección y prevención para el futuro.

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