La reducción temporal de aranceles pactada por Estados Unidos y China desató una rápida respuesta del sector importador, que busca aprovechar los 90 días de tregua para movilizar productos retenidos, ajustar cadenas logísticas y limitar el impacto financiero acumulado durante semanas de restricciones comerciales. Sin embargo, la medida no despeja el panorama a mediano plazo y confirma un reordenamiento más profundo del comercio entre ambas economías.
El acuerdo, firmado el 12 de mayo en Ginebra, establece una disminución significativa de los aranceles bilaterales: Estados Unidos reducirá del 145 por ciento al 30 por ciento los impuestos sobre la mayoría de los productos chinos, mientras que China rebajará los suyos del 125 por ciento al 10 por ciento y suspenderá un arancel adicional del 24 por ciento.
La medida aplica durante un periodo de tres meses en el que ambas partes buscan avanzar en nuevas negociaciones.
Despachos acelerados y cadenas reactivadas
Compañías estadounidenses que dependen de insumos y manufactura asiática comenzaron a despachar productos apenas se anunció la tregua. SharkNinja, fabricante de electrodomésticos, liberó cientos de contenedores con destino a EE.UU., mientras Hightail Hair movilizó un lote de 4 mil accesorios retenidos en China.
El alivio ha sido bien recibido, pero interpretado como una ventana táctica. Jennifer Burch, cofundadora de Hightail Hair, lo describió como un momento útil pero limitado: “Vamos a intentar sacar lo que tenemos lo antes posible”, indicó a WSJ .
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Diversificación de la producción ante aranceles
Más allá del corto plazo, diversas compañías han acelerado estrategias de relocalización (reshoring), algunas desde el primer mandato de Trump. SharkNinja, que en 2020 fabricaba casi todos sus productos en China, ahora produce el 90 por ciento de sus artículos en países como Vietnam, Camboya e Indonesia. También explora abrir una fábrica en EE.UU., aunque no se espera que entre en funcionamiento antes de 2026.
Otras firmas como Musgrave Pencil han iniciado movimientos similares. Su presidente, Scott Johnson, confirmó que trasladarán parte de su producción de tablillas para lápices a Vietnam, donde enfrentan un arancel del 13 por ciento, frente al 60 por ciento actual desde China.
Logística bajo presión, pero no se recuperará todo el volumen
A pesar de la reducción arancelaria, hay quienes no anticipan un repunte inmediato del comercio marítimo. Gene Seroka, director ejecutivo del Puerto de Los Ángeles, advirtió que la tregua no revertirá la caída del 25 por ciento en los volúmenes de carga proyectada para mayo. La baja demanda, sumada al adelanto de inventario por parte de las empresas a comienzos del año, ha llevado a cancelar múltiples zarpes.
Seroka estima que solo ciertos sectores —como los de productos sanitarios o artículos navideños— aprovecharán la ventana para reabastecerse. “Pero un refrigerador, un juego de jardín o cualquier otro artículo normal no va a inundar el mercado”, señaló el director ejecutivo.
Impacto por ajuste al arancel “de minimis”
La Casa Blanca también anunció un recorte en los aranceles aplicables a los envíos de bajo valor —conocidos como “minimis”—, que bajarán del 120 por ciento al 54 por ciento. Esta categoría, que exime de impuestos a envíos con valor menor a 800 dólares ha sido utilizada masivamente por plataformas como Shein y Temu.
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Aunque representa un alivio parcial, los analistas destacan que la tasa sigue siendo significativamente mayor a la exención previa. Aun así, algunos vendedores con márgenes altos podrían seguir operando bajo estas condiciones.
Precios seguirán altos y riesgos continúan
A pesar de la reducción temporal, las asociaciones comerciales y ejecutivos advierten que los consumidores podrían enfrentar precios más altos en las temporadas de regreso a clases (fines de agosto/inicios de septiembre) y fin de año. Ellen Brin, CEO de la marca de ropa CMCBrands, indicó que su inventario sigue demorado y que sus clientes podrían buscar otras opciones si los productos no llegan a tiempo.
Steve Greenspon, de Honey-Can-Do International, advirtió que un arancel del 30 por ciento aún representa una carga significativa. “Es mejor que el 145 por ciento, pero no deja de ser un costo adicional que impacta en precios y márgenes”, indicó a WSJ.
Expectativa incierta tras los 90 días
El plazo de 90 días ofrece un respiro, pero no una solución definitiva. Empresas, inversores y autoridades portuarias coinciden en que la inestabilidad seguirá marcando el ritmo del comercio bilateral. La medida ha acelerado decisiones postergadas sobre relocalización de producción, ajustes logísticos y nuevas estrategias de abastecimiento.
A falta de un acuerdo a largo plazo, la tregua refuerza la percepción de que el comercio entre Estados Unidos y China está entrando en una nueva etapa, marcada por mayor fragmentación, costos sostenidos y decisiones empresariales tomadas bajo presión.
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Por MundoMaritimo
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